Destellos de podredumbre en los girasoles, un viaje a la calle y la miseria, por debajo de los puentes y al pie de las banquetas.
¿Quién son los verdaderos dueños de nuestras vidas?
En esta historia lo es por igual la soledad, el alcohol, las drogas, el remordimiento y la muerte. La conciencia pierde la razón, los anhelos, sueños y deseos se desmoronan entre los atardeceres, y los prejuicios confunden la realidad.
Sin embargo, a pesar de toda la miseria humana que por infortunio parece incrementarse en tiempos recientes, hay algo que no pueden arrancarnos tan fácil: los recuerdos; esos que llegan como destellos entre la oscuridad para que no se nos escape la vida, para no dejarla ir como agua entre las manos.